Hay una nada en mi todo
vacíos espacios, nidos huecos
gesta interrumpida de mi sangre
que se alinea en recovecos del universo
Tuyo desde ese día tuyos
Camisa de fuerza
con mosquito en la oreja
arañas me trepan
pero nunca se meten
Sorda obsesión
Ya no escucha el árbol
El susurro de nada
Ya las hojas le descienden
Y él se abstrae, se encoje
Él que siempre está erguido
No puede sostener y escuchar a la vez
No elige, no sabe que hacer
Ama sus partes y ama al viento
Por lo mismo termina siendo nada
Porque ama como algún hombre
Por ahí ha de amar
Y es natural perderse entonces
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